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Última actualización: 14 de febrero de 2025
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El propósito organizacional: por qué perdemos el rumbo y el reto de recuperarlo

7 de febrero de 2025

Cuando una empresa tiene un propósito claro y bien definido, cada decisión estratégica y operativa se alinea con él. No se trata únicamente de una declaración inspiradora en la página web corporativa, sino de una filosofía que permea en todo.

Siendo constantes la volatilidad y la incertidumbre en el mundo de los negocios, el propósito organizacional se convierte en el faro que da dirección y significado a todas las acciones dentro de una empresa.

Muy a nuestro pesar, con frecuencia las organizaciones pierden de vista este propósito, lo que genera desorientación, desmotivación y, en muchos casos, una pérdida de competitividad. Por tanto, comprender qué es el propósito organizacional, por qué se desvanece y cómo recuperarlo es esencial para garantizar la cohesión y el éxito a largo plazo.

El propósito organizacional como guía superior
El propósito organizacional es la razón de ser de una empresa, aquello que va más allá de generar ganancias y que define el impacto que la organización busca tener en la sociedad. Es un concepto que sirve como guía superior para todas las personas que integran la organización, alineando esfuerzos y promoviendo una cultura de compromiso y pertenencia.

Cuando una empresa tiene un propósito claro y bien definido, cada decisión estratégica y operativa se alinea con él. No se trata únicamente de una declaración inspiradora en la página web corporativa, sino de una filosofía que permea en la toma de decisiones, en la gestión del talento y en la forma en que la empresa interactúa con sus clientes y la sociedad en general.

Tres razones que nos desvían del propósito organizacional
A pesar de la importancia del propósito organizacional, muchas empresas pierden el rumbo debido a diversos factores. Entre las principales razones destacan:

1.- Falta de claridad: Un propósito organizacional débil o ambiguo dificulta que las personas dentro de la empresa lo comprendan y lo adopten. Si los líderes no cuentan con una definición concreta de cuál es el impacto que buscan generar, es fácil que los equipos se enfoquen en objetivos a corto plazo sin una visión coherente a largo plazo.

2.- Comunicación deficiente: No basta con definir el propósito; es necesario comunicarlo de manera efectiva y constante. Muchas empresas cometen el error de presentarlo sólo en discursos ocasionales o en documentos internos que pocos leen. Para que el propósito organizacional sea una guía real, debe estar presente en el día a día de la organización, en la forma en que se lideran los equipos y en la manera en que se reconocen los logros.

3.- Alta rotación de personal: Cuando hay una rotación constante de talento, es difícil mantener una cultura alineada con el propósito. Cada nueva incorporación requiere tiempo y esfuerzo para entender la filosofía de la empresa, y si los colaboradores no permanecen el tiempo suficiente, la organización se vuelve vulnerable a perder su identidad y dirección.

El dilema central: ¿reclutamos a la gente correcta?
Uno de los mayores desafíos en la gestión del talento es garantizar que las personas que se integran a la organización compartan y comprendan el propósito empresarial. Muchas veces, el proceso de selección se centra en habilidades técnicas y experiencia, dejando de lado aspectos culturales y de alineación con los valores de la empresa.

El verdadero reto está en diseñar procesos de atracción y selección de talento que prioricen la compatibilidad con el propósito organizacional. Esto implica evaluar competencias y analizar si la persona comparte la visión y los principios de la empresa. Un reclutamiento inconsistente puede derivar en desmotivación y falta de compromiso, afectando la dirección estratégica.

Tres enemigos fatales del propósito organizacional
El propósito organizacional es la base de una empresa con identidad y dirección clara. No obstante, mantenerlo firme requiere esfuerzo continuo, desde su definición precisa hasta su integración en cada aspecto de la gestión empresarial. Pero hay enemigos que mantener a raya:

1.- Incoherencia entre el discurso y la práctica: Si los líderes promueven un propósito, pero sus acciones reflejan lo contrario, se genera desconfianza y desmotivación en los equipos.

2.- No adaptarse a los cambios del entorno: Un propósito organizacional debe ser sólido, pero también flexible ante los cambios del mercado y las nuevas necesidades de la sociedad.

3.- Descuidar la formación y el desarrollo: Si no se invierte en capacitar a los colaboradores sobre el propósito y su importancia, este perderá relevancia en la cultura organizacional.

Tres acciones para mantener el propósito organizacional
Para evitar que el propósito organizacional se diluya con el tiempo, es crucial adoptar estrategias concretas que lo mantengan firme y lo refuercen en el día a día de la organización. Algunas acciones clave incluyen:

1.- Asegurar que el liderazgo viva el propósito: Los líderes son los principales embajadores del propósito organizacional. Si la dirección y los mandos medios no lo interiorizan ni lo reflejan en su toma de decisiones, es poco probable que el resto de la organización lo haga. Es fundamental que los líderes comuniquen, practiquen y refuercen el propósito.

2.- Incorporar el propósito en los procesos de talento: Desde el reclutamiento hasta la gestión del desempeño y el desarrollo profesional, el propósito organizacional debe estar presente. Esto implica diseñar entrevistas y evaluaciones que midan tanto habilidades como alineación con la filosofía de la empresa. Asimismo, establecer programas de formación y mentoría que refuercen el sentido de pertenencia.

3.- Medir y celebrar el impacto del propósito: Si el propósito organizacional es una guía real, su impacto debe ser medido y reconocido. Establecer indicadores que reflejen cómo la organización está cumpliendo con su propósito permite reforzar su importancia. Además, celebrar los logros alineados con el propósito motiva a los equipos y refuerza la cultura.

Foto: Freepik. Con información de Mauricio Reynoso, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos. https://www.eleconomista.com.mx/capital-humano/proposito-organizacional-perdemos-rumbo-reto-recuperarlo-20250204-744529.html