El proyecto impulsado en el Senado busca reconocer en la Ley Federal del Trabajo el trastorno de sisifemia y obliga a los empleadores a adoptar medidas para su prevención.

La sisifemia es la sensación de tener un trabajo con cargas laborales altas, cotidianas y sin un sentido de propósito, probablemente es uno de los trastornos más comunes en el mundo del trabajo contemporáneo y en el Senado se busca reconocer desde la Ley Federal del Trabajo (LFT), así como garantizar su prevención en las empresas.

En el Senado se impulsa un proyecto para establecer en la LFT la obligación de los empleadores de “prevenir y atender riesgos psicosociales derivados de la organización del trabajo, incluyendo aquellos vinculados con la sisifemia”. En ese sentido, las empresas tendrían que evitar la asignación de tareas repetitivas y desconectadas del propósito de la organización.

La propuesta es impulsada por integrantes del grupo parlamentario del Partido del Trabajo (PT) y busca actualizar la legislación laboral a lo que ellos califican como uno de los desafíos del siglo XXI en salud mental.

“La sisifemia nombra uno de los grandes males contemporáneos: la condena a trabajar sin sentido, a producir sin tregua, a existir como engranajes de un sistema que no se detiene. Lejos de ser una patología individual, es un síntoma de nuestra época”, se indica en la iniciativa.

Como parte de las nuevas obligaciones para las empresas, se incluiría la rotación de tareas, la revisión periódica de contenido laboral y el establecimiento de mecanismos de participación de los trabajadores para darle un “sentido a su actividad laboral”.

“Quien padece sisifemia no puede distanciarse del trabajo en sus días de descanso. Tampoco cuando se mete en la cama, porque su cabeza, con el paso de los días, se ha configurado para rumiar de forma automática y constante sobre las tareas pendientes, sobre lo que podría haber hecho mejor o sobre si ha respondido o no bien al jefe”, se describe en la propuesta.

Además de sumar la prevención del fenómeno, la reforma a la LFT busca reconocer la sisifemia como enfermedad laboral, así como cualquier otro trastorno asociado a la pérdida de sentido de propósito en el trabajo.

Este es el segundo esfuerzo legislativo en este año por mejorar la atención de los factores de riesgo psicosocial en los centros laborales desde la Ley Federal del Trabajo. En marzo, también integrantes del PT en el Senado, presentaron una iniciativa para incorporar a las obligaciones patronales la prevención de estos riesgos y la prohibición de prácticas que fomenten el estrés excesivo, la carga de trabajo desmedida y el acoso laboral.

En los últimos años, la salud mental en el trabajo no ha pasado desapercibida en el aspecto legislativo. En febrero del 2023, el Senado aprobó un dictamen para modificar la Ley Federal del Trabajo para establecer la obligación patronal de contar con un protocolo de atención a la salud mental y destinar dos días al año para realizar jornadas con especialistas para apoyar a sus empleados.

El proyecto fue enviado a la Cámara de Diputados, pero fue parte de la lista de reformas que no fueron discutidas en la colegisladora.

Trastornos mentales, lo que ya dice la LFT
La actualización de la tabla de enfermedades de trabajo de la LFT en 2023 permitió el reconocimiento de trastornos metales como padecimientos laborales. Paradójicamente, aunque no se encontraban incluidos, desde el 2018 a través de la NOM-035 ya se reconocía que los entornos organizacionales y condiciones de trabajo podían afectar la salud mental de las personas.

La modificación a la lista de padecimientos, que hasta ese momento sumaba más de 50 años sin cambios, reconoció el estrés laboral, la depresión, la ansiedad y el trastorno no orgánico del ciclo sueño-vigilia como patologías que pueden derivar de las condiciones y entornos de trabajo.

Antes de estos cambios legales, el único padecimiento mental reconocido era la neurosis, la cual estaba catalogada como una enfermedad endógena, es decir, derivada de la fatiga industrial.

Si bien la Ley Federal del Trabajo reconoce que los trastornos mentales pueden afectar a todos los trabajadores sin importar su actividad, considera como la fuerza laboral más expuesta a éstos la conforman quienes laboran en los siguientes sectores:

• Salud
  
• Educación
  
• Transporte (terrestre, marítimo y aéreo)
  
• Atención a usuario
  
• Seguridad pública y privada
  
• Fuerzas armadas
  
• Atención a desastres y urgencias
  
• Buceo industrial
  
• Comercio
  
• Banca y finanzas
  
• Sector industrial

El reconocimiento desde la LFT de estos trastornos mentales como enfermedades de trabajo permite que las personas puedan recibir una incapacidad por uno de estos padecimientos.

Foto: Freepik. Con información de Gerardo Hernández. Publicado en El Economista.
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