Avanzar en materia de diversidad de género en el ámbito laboral deber ser un proceso en constante evolución. La creciente consciencia social, las mejoras legislativas así como las políticas corporativas, contribuyen sin duda a generar ambientes de trabajo cada vez más inclusivos y equitativos. Reflexionemos un poco al respecto. ¿Qué es lo que realmente hace que las empresas eviten las distinciones entre sus empleados, sea la razón que sea? Con independencia del género, preferencia o manera de pensar de las personas, las empresas se esfuerzan cada día en vencer obstáculos que ponen en riesgo la continudad de los negocios; por ejemplo, el incremento de aranceles o las ideologías políticas de micro y macroeconomías que ponen en duda el futuro y, por consecuencia, el de las fuentes laborales. Así las cosas, una propuesta para agilizar el proceso de inclusión y diversidad en las corporaciones consiste en centrar la atención en los requerimientos de talento en un ambiente de competitividad de alta demanda como el que vivimos ahora. Si focalizamos nuestra energía en desarrollar procesos que permitan la atracción, identificación, selección y desarrollo del talento, los temas de disparidad por las características de las personas, paulatinamente pasarán a segundo término, hasta el punto en que la diversidad sea tan natural, que ni siquiera sea un tema de conversación en la mesa de decisiones de la alta dirección. Para lograr este estado ideal, es primordial generar una cultura organizacional centrada en el talento, de tal modo que los administradores de capital humano desarrollen ecologías de gestión de negocio, tendientes a incrementar y potenciar las competencias técnicas y culturales de los individuos que la conforman. Partamos del entendimiento de que la cultura es un conjunto de creencias, actitudes y comportamientos que un grupo de personas comparte. Bajo este concepto, creer o asumir como verdad que sólo un hombre es capaz de ocupar un puesto directivo, conduce a una actitud o estado mental limitante, con comportamientos observables excluyentes y faltos de liderazgo. Por el contrario, si asumimos que el talento, es la suma de experiencia, conocimientos y compentecias que una persona posee para lograr un resultado satisfactorio al 100%, estaremos generando círculos virtuosos productores de resultados y ambientes de cordialidad. Este concepto permite potenciar los resultados del negocio, pues el éxito de la función directiva en las organizaciones, consiste en aprovechar el talento disponible y, en consecuencia, tomar decisiones sustentadas en que, con los años, se han desarrollado las habilidades necesarias para la resolución de problemas en lugar de dejar esta responsabilidad a una cuestión de género o preferencia ideológica. Tenemos que comprender que el talento viene en paquetes que hoy conocemos como personas y que cada una de ellas es única e irrepetible. El arte está en saber potenciar sus resultados a partir de ser responsables de generar tanto los espacios óptimos de trabajo, como las experiencias que, a través del tiempo, robustecerán las competencias sociales y de liderazgo que el mundo de los negocios necesita. El contenido es responsabilidad del autor. Reflexionemos sobre el talento y la diversidad de género Por: Mario Barbosa, ASESOR DE AMEDIRH TALENTO AMEDIRH TALENTO 12 CreandoValorRH | Marzo - Abril 2025
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