La visión empresarial tradicional que busca sólo maximizar los resultados de un negocio sin considerar el bienestar de los colaboradores no pone al centro la dignidad del ser humano. La práctica ha demostrado que este modelo no es el más efectivo.

Cada vez es más común que empresarios y directivos busquen impulsar el bienestar de los colaboradores al mismo tiempo que alcanzan una rentabilidad creciente y constante para el negocio, sin embargo, para algunos, ambas visiones se contraponen. Por tanto, el debate sobre el enfoque en las personas o la orientación hacia la obtención de resultados al interior de las organizaciones parece no tener fin.

Esta visión tradicional centrada únicamente en los beneficios de corto plazo mediante un análisis costo-beneficio se aleja de la dignidad del ser humano y se contrapone con la gestión humanística, un modelo de empresa cuyo propósito principal es incrementar el bien común y el bienestar social además de posicionar la dignidad de las personas como un tema medular en la dirección de empresa.

Algunos autores indican que la autoridad en cualquier organización debe evitar el maltrato y la indiferencia, ya que esto irá dañando y destruyendo la dignidad. Por otro lado, deben hacer esfuerzos para la justicia, el cuidado y el desarrollo de las personas, ya que éstas últimas la protegen y la promueven.

Si los líderes empresariales alinean el enfoque a resultados con el bienestar de su personal deberán comprometerse con desarrollar colaboradores capaces de solucionar problemas por ellos mismos. Para que esto sea posible, es fundamental que las competencias propias del ser humano, como la curiosidad y pensamiento crítico, sean utilizadas libremente dentro de la organización.

Para alcanzar este liderazgo, existen seis principios característicos de la gestión humanística que ayudan a comprometer a los colaboradores y llevar a cabo iniciativas de cambio organizacional con base en la dignidad de las personas:

• Responsabilidad. Los líderes muestran consideración hacia quienes dependen de ellos. Al tomar una decisión, el líder considera el efecto que ésta tendrá en los colaboradores.
• Comunicación. Los líderes comunican y defienden con su ejemplo los valores vinculados con la dignidad de la persona. Además, el líder abre canales de comunicación para retroalimentar y ser retroalimentado sobre su gestión.
• Visión. Los líderes han definido un propósito y lo comparten con el equipo. El líder trabaja con su equipo para profundizar sobre cómo impacta y se conecta el trabajo de cada colaborador con el propósito organizacional.
• Imparcialidad. Los líderes impulsan un ambiente de justicia tanto para la asignación de responsabilidades como de recursos. Los líderes son los primeros que impulsan con su ejemplo la integridad y el respeto.
• Crecimiento. Los líderes promueven los esfuerzos de desarrollo y capacitación, además de vincularlos con los resultados esperados. El líder dedica tiempo para conocer las expectativas de crecimiento de sus colaboradores.
• Modelo a seguir. Con su ejemplo, los líderes promueven la cultura y el bienestar. El líder actúa con conciencia de que los demás lo están observando.

Los ejemplos de empresas que operan bajo un esquema de gestión humanística son cada vez más numerosos. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer.

En este sentido, corresponde a los líderes asegurar el desarrollo de mecanismos que le permitan a sus organizaciones alinearse y comprometerse con una realidad del entorno de los negocios cada vez más evidente y, en paralelo, operar en favor de los colaboradores. Éste es el primer paso en la creación de un círculo virtuoso que beneficia no sólo a los trabajadores de forma personal, sino a la misma organización en su conjunto.

Publicado originalmente en EL ECONOMISTA. Con información de profesores del área de Dirección de Personal de IPADE Business School https://www.eleconomista.com.mx/capitalhumano/Trabajo-con-dignidad-Claves-para-la-gestion-humanistica-de-las-empresas-20230511-0057.html