A partir de este mes, las personas trabajadoras de todo el país cuentan con un nuevo modelo para resolver los conflictos con sus empleadores, pero hay varios cambios en el proceso que se deben tener presentes, como a qué instancia acudir o qué asuntos están exentos de conciliar.
El próximo año se plantea como un espacio de ajustes para lograr acomodar el mundo del trabajo a los cambios que nos han traído y nos siguen trayendo los sucesos globales, no sólo por la pandemia, sino también por la transformación tecnológica y los relevos generacionales.
Una vez que el concepto de experiencia del empleado logró instalarse en las compañías, ahora debemos hablar del siguiente paso: la experiencia de desarrollo, concepto que implica una transformación profunda de aspectos como la inducción, la capacitación, las promociones y la movilidad dentro de la empresa.
En la actualidad nuevas formas de colaboración adquieren más fuerza, tal es el caso del trabajo remoto y del trabajo híbrido que mezcla el esquema remoto con un modelo presencial.
De acuerdo con el McKinsey Global Institute, el 44% del talento digital inició su trayectoria profesional en un campo alejado de la tecnología. A pesar de ello, existe aún el miedo de contratar personas que no cuentan con una formación especializada no tradicional.
Las señales de desaceleración económica que perciben los directores generales de las principales empresas en el país pueden enviar a la congeladora los planes de contratación, al menos de manera temporal. Aunque la inversión en tecnología sería un salvavidas para algunos empleos.